Uno de los valores más importantes a fortalecer es nuestro amor propio. Si nos queremos y aceptamos como somos, y valoramos el hecho de ser únicos e irrepetibles, vamos a estar más confiados y empoderados para vivir y ser los héroes en nuestra propia historia. A una mala experiencia, a un comentario hiriente u ofensivo, a una persona en vibración baja, no tenemos por qué darle el poder de afectarnos y menos en algo tan precioso y sagrado como nuestra autoestima. Amarse es perdonarse, agradecer y aceptar con paz aquello que no podemos cambiar, es una combinación realmente maravillosa que hace muy bien a la mente y al espíritu.
Al tomar la decisión de reconocernos valiosos, vamos a ver cómo esa seguridad que vamos a sentir e irradiar va a ayudarnos a proyectarnos de una mejor manera. Dentro de la autoestima se engloba el alimentarse bien -tanto de pensamientos positivos, como de comida saludable-, el hacer ejercicio -tanto físico, como el consumir contenido interesante para ejercitar la mente-, a nivel de relaciones -interactuar más con personas amorosas y alegres, que con personas negativas y quejumbrosas-; así como el mantener nuestros espacios limpios y organizados -no dejar que permanezcan mucho tiempo en nuestra mente pensamientos de desánimo, en nuestro corazón sentimientos de rencor y en nuestros espacios físicos acumulación y desorden-.
La gentileza con nosotros mismos, el aprender a aceptar que todos tenemos tiempos y ritmos distintos, nos ayuda a gestionar mejor nuestras emociones y en particular a afianzar nuestro amor propio. Dedicarnos tiempo, meditar y compartir con generosidad, nos ayudará a experimentar mayor equilibrio y felicidad. Solemos caer por falta de confianza en nosotros mismos en dudas y preocupaciones, en temores infundados y en comparaciones, que lejos de inspirarnos y motivarnos a ser mejores, nos hacen sentir rezagados respecto de lo que otros son o han hecho. La verdad que conlleva tanta energía estar mirando al otro y dejando de vivir nuestra propia vida, que vale la pena hacer un alto en el camino y hacer un inventario de las bendiciones que tenemos en la nuestra. Cada uno tiene cosas maravillosas por las cuales agradecer y sentirse afortunado: El solo hecho de estar vivo!
Cada uno de nosotros, es único y lo que puede brindar al mundo, no lo puede hacer nadie más. Nos hace únicos nuestra anatomía y apariencia física, nuestra historia de vida, nuestra forma de expresarnos, nuestro estilo de vestir, nuestra vocación, etc. Solo tomando conciencia de la importancia de querernos con nuestra historia y aceptarnos como somos, vamos a tomar con valentía y determinación la decisión de amarnos. Un amor compasivo hacia nosotros mismos, que vea como un aprendizaje las fallas que hemos cometido y como una oportunidad el mañana para superarnos y lograr una mejor versión de nosotros mismos.
Con un amor propio fortalecido, vamos a alimentar la luz que cada uno lleva en su interior y ayudarla a brillar con más intensidad. Ese amor y esa confianza en nosotros y en los que somos, nos ayudará a superar los diferentes retos que la vida nos presenta a diario. Tenemos que ser conscientes que siempre va a ver alguien más inteligente, atractivo, capacitado, carismático, que nosotros, e igualmente nosotros, respecto de otros, nos vamos a ver tal vez más preparados académicamente, empáticos, sonrientes, etc., lo que no significa que seamos mejores o peores que otros, simplemente diferentes. Es un gran desafío en el momento histórico que vivimos en el que muchos comparten lo que dicen y hacen a través de las redes sociales, no desviar nuestra atención, a no sentirnos tal vez que no estamos haciendo algo realmente relevante de nuestras vidas y que también llame la atención de los demás. Muchas veces actuamos en búsqueda de aprobación y justamente la clave reside en fortalecer nuestro amor propio y desde ese amor y ese conocimiento de nosotros mismos, inspirarnos en lo que consideramos positivo y digno de imitar, no para competir, sino para crecer y mejorar.
El amor -en todas sus expresiones- es el motor que mueve el mundo. Si en nosotros hay amor, vamos a tener amor en abundancia para brindar, y si no lo hay, va a ser lo opuesto. Recordemos siempre que nosotros somos lo más precioso y sagrado. El amor propio es el puente con nuestro interior. Si experimentamos amor y respeto hacia nosotros, no vamos a permitir que otros definan ese amor. Si me amo, brillo con luz propia y esa luz avivada va a llamar luces de similar o mayor intensidad. Si nuestra esencia es el amor, vamos a ver el mundo desde una óptica de aceptación, disfrute y maravillosa proyección. Trabajemos en la conexión con nuestro ser interior, para desde nuestra divinidad, aprender a amarnos más y brindar más amor a los demás, y alimentar ese círculo virtuoso que tanto necesita la humanidad.
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!
Bendiciones para ti!