Estos tiempos de tanto caos, miedo e incertidumbre, son una oportunidad para buscar en nuestro interior lo que le da real sentido a nuestra vida, para re-conectarnos con esa motivación y lograr tener un despertar de conciencia. Que éstos momentos difíciles que estamos viviendo todos, no sean en vano. Alrededor del mundo, nos vemos obligados a parar y guardarnos lo máximo posible para evitar una catástrofe mayor. Y sin embargo, algunos desde su indiferencia continúan de forma egoísta saliendo a las calles y haciendo vida normal. ¿Qué nos pasa? El COVID-19 (Coronavirus) nos cuestiona acerca de nuestros valores, del sentido de responsabilidad y solidaridad, de nuestra capacidad de pensar en colectivo y no solamente a nivel individual. Entendamos que de ésta situación salimos juntos, no solos y que el momento de hacer la diferencia es ahora. No salgamos. Honrar la vida es también pensar en el otro. Al final el otro, también somos nosotros. Así que esta pandemia es una oportunidad, para rescatar la sensibilidad perdida, el sentido de humanidad, la capacidad de dar con generosidad desde nuestro lugar.
Ahora que tenemos tiempo para compartir en familia, sin prisas, aprovechémoslo. El tiempo es nuestro activo más importante, y también el más escaso. Que el sentirnos ahora vulnerables, nos haga replantear las prioridades. Cada situación es un maestro, una oportunidad para aprender y crecer. Muchos ahora estamos preocupados por nuestra integridad y la de nuestras familias y amigos, y pensando más a futuro, en la posible recesión económica que se pueda avecinar. Yo soy optimista respecto de lo que vendrá. A veces, solo bajo estas circunstancias extremas, sacamos nuestro máximo potencial. Es innegable para todos, que nuestro estilo de vida, la brecha socio-económica, el calentamiento global, crean un cóctel mortífero y tal vez esta pandemia sea una válvula de escape, y un llamado a un despertar de conciencia para la humanidad para balancear. Conectemos con nuestro ser divino. Oremos con fé, esperanza y devoción. La calma trae claridad. Y el tiempo traerá respuestas. Que en el “mientras tanto” saquemos lo mejor de nosotros, aprovechemos para hacer silencio, para dedicar y dedicarnos tiempo de calidad, para reflexionar, para perdonar y perdonarnos, para convertir en plan nuestros sueños a realizar. Es una oportunidad única para ver en perspectiva nuestra vida y el mundo en general. Para cuestionarnos acerca de qué podemos hacer por un mundo mejor. Que el miedo no nos paralice y evitemos conformarnos con no hacer nada.
Es un momento histórico para la humanidad. Y el amor es la respuesta. El amor es luz, respeto, equidad, solidaridad, confianza, alegría, gratitud, perdón. Hagamos lo que podamos desde nuestro lugar y posibilidades. Esta pandemia pasará. Hagamos nuestro mayor esfuerzo para que el impacto sea el menor posible. Pretender seguir viviendo como si nada, mientras el mundo “explota”, es un acto insensato, irresponsable e indiferente. Es tiempo de reducir el consumo, de replantear nuestros hábitos para que sean más amigables con el planeta, de dejar de pensar que lo haga otro. Nosotros somos actores de cambio. La responsabilidad es de todos. Tengo la certeza que si bien esta pandemia devela nuestra fragilidad como seres humanos, también viene a sacar lo mejor de nosotros. Un momento difícil y complejo, pero que se constituye en un llamado, en un grito contundente a despertar! No lo dejemos pasar. Volquemos nuestros esfuerzos, nuestros talentos y nuestras ganas de salir adelante en acciones concretas. Desde agradecer por un día más, hasta extender la mano a alguien más, que tal vez ahora en este momento esté experimentando soledad y angustia por no saber lo que sucederá.
No son vacaciones, es un receso obligado el que nos toca tomar. La madre naturaleza busca generar un cambio. Las calamidades siempre vendrán, depende de cómo las manejemos y el aprendizaje que logremos sacar de ellas. El aprovechamiento positivo de esta situación como colectivo, nos ayudará a progresar. Esto no es un hecho aislado, nos toca a todos y nos moviliza hacia un propósito más grande. Nuestra naturaleza es la sincronía y como la estamos perdiendo, esta situación es un llamado a recuperarla. Un cierto nivel de conciencia se está despertando en nosotros. Dios nos regala este tiempo de reflexión, para resignificar y valorar el regalo de la vida. Demos lo mejor de nosotros para enfrentar este desafío, que aunque parece sacado de una película de ciencia ficción, es lo que nos toca vivir hoy. Que tengamos la voluntad férrea y la disposición necesaria para hacerle frente a este reto de magnitud global. Es un llamado a la acción!
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!
Bendiciones para ti! 🙏🏼