Dios obra lo imposible 🙌🏼✨

Lilicitus
4 min readJan 29, 2020

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En nuestra vida vemos como hay puertas que se nos abren y otras que se nos cierran. Es la dinámica a lo largo de nuestra existencia. ¿Quién no desea que todas las puertas se abran a su paso? Todos, sino la mayoría deseamos que sea así. Y más cuando hemos puesto fé, energía y entusiasmo en un proyecto o relación, queremos con todas las fuerzas de nuestro corazón que todo fluya y tome un curso que favorezca nuestros deseos e intereses. Que todo se de en tiempo y forma como lo hemos esperado. Cuando vemos que nuestro panorama tal vez no es el más alentador respecto de lo que queremos, oremos. Nunca subestimemos el poder de nuestra oración, y el de las personas que con amor oran por nosotros y nuestras necesidades. La fé obra milagros y convierte en realidad eso que considerábamos imposible y poco o nada factible.

Recuerdo cuando llegué a Buenos Aires y me presenté a cumplir mi turno en la oficina de Migraciones, para obtener mi documento como residente. Ese día llevé todos los documentos en una carpeta. Estuve esperando más de 2 horas y media, hasta que finalmente me llamaron de una ventanilla. El oficial de Migraciones comenzó a pedirme todos los documentos, y me pidió uno que no tenía. No lo podía creer. Había esperado 4 meses el turno y me estaban diciendo que pidiera otro turno y volviera de nuevo. No quería pensar en tener que esperar otros 4 meses más. Le dije al funcionario, el documento que me piden no estaba indicado en la página web y me respondió: “Los requisitos pueden cambiar”. En ese momento me dije: “Ya estoy acá, tengo que solucionar como sea”. Le pedí al funcionario si podía llamar por favor a su supervisor para comentarle la situación. Vino el supervisor y me dijo que no se podía hacer nada. A ese supervisor, le pedí si podía hablar con su supervisor y éste último me dijo que como último recurso, fuera a comentar mi situación a un área x de Migraciones.

Fui a donde me indicaron, y el funcionario que me atendió me habló de ir a otra oficina. En ese momento, sabiendo que no era ninguna alternativa efectiva para solucionar y poder radicar mi trámite, le pregunté: ¿Cómo se llama el director de Migraciones? Él con una sonrisa burlona me respondió: “Maximiliano y no se encuentra, regresa hasta el Lunes”. Era Viernes, había pedido permiso en mi trabajo y ya era casi medio día. Llamé al gerente de RRHH de la empresa y le comenté la situación. Me dijo que estuviera tranquila que se iba a solucionar y me pregunta: “¿Cuál es tu casa como Colombiana en Argentina? Y él se autoresponde: El consulado. Llama o ve directamente para allá”. Le dije que me preocupaba que ya me había tomado varias horas, y me respondió: “No te preocupes, enfócate en solucionar lo del documento que te hace falta y después vemos”. Seguidamente llamé al consulado y me atendió la secretaria más amable y diligente, parecía enviada del cielo en su esmero por ayudarme. Me dijo: “El cónsul salió a almorzar, pero no te preocupes que yo te consigo el sellado y firmado consular que necesitas”.

Tenía solo parte del problema solucionado. Iba a conseguir el documento que me faltaba, pero ¿quién y cuándo me lo iba a recibir en Migraciones? Siendo Viernes, tenía que esperar a que fuera Lunes para volver a la oficina de Migraciones. Recuerdo que volví a la oficina, le comenté a una compañera la situación y ella súper positiva me dice: “Vas a ver que todo se resuelve, aunque parezca complicado”. Llamé a mi mamá a Colombia, a contarle la situación, de lo poco factible de lograr solucionarla y especialmente a pedirle que el Domingo en misa me encomendara en su oración. Llegó el Lunes y me fui a Migraciones con los documentos completos, y completamente decidida a solucionar. Llegué directamente a preguntar por el Director, e inmediatamente, cual efecto de varita mágica, me dijeron: “Él no ha llegado, pero siga por favor por acá”. Me llevaron a una fila corta de 4 personas y me dieron un turno”. No lo podía creer! Contuve mi emoción, hasta ya llegar a la ventanilla a entregar mis documentos y recibir la constancia de que estaba en trámite mi residencia temporal.

Creo sin duda que Dios puso su mano poderosa en la situación. Intervino poniendo las personas indicadas y las palabras justas que debía decir. Era casi imposible que hicieran algún tipo de excepción y más si no tenía un tramitador que intercediera por mí, ni era recomendada por nadie. Era una más en centenares de personas pretendiendo hacer el mismo trámite. Fue una alegría y satisfacción inmensa haber visto como todo se solucionó, una confirmación del poder de la oración, de la intervención de los ángeles que Dios nos envía para ayudarnos en los momentos que más lo necesitamos. Orar, pero también actuar, buscando soluciones, ideas, consejos de los demás. Al sintonizarnos en oración con Dios, Él se encarga de abrir puertas y caminos, de una forma sobrenatural y perfecta. Que cuando nos sintamos que lo que necesitamos o deseamos tiene un 1% de probabilidad de que pase, pongámoslo todo en las manos de Dios y Él en su infinito amor y perfecta voluntad obrará lo mejor para nosotros.

Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!

Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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