“Ser bueno”, o mejor, intentar serlo, no nos exime de encontrarnos con personas y situaciones difíciles. Diariamente, damos nuestro mejor esfuerzo por ser buenos y hacer las cosas lo mejor posible, pero eso no es garantía de que no nos encontremos con personas complicadas y nos toque afrontar momentos difíciles. Siempre hay que confiar que si uno está de la mano de Dios, saldrá victorioso de cualquier prueba. No estaremos eximidos de situaciones complicadas, pero si confiamos en las promesas de nuestro Padre, las pruebas las atravesaremos con éxito y saldremos sin duda alguna adelante. Es un ejercicio diario el de confiar, en que por más complicadas que parezcan las situaciones, siempre hay soluciones. Soluciones que parecen imposibles e improbables, pero que con fé surgen en el momento que más las necesitamos.
Justamente por estos días, estuvimos de mudanza con mi familia y nos tocó pasar por una situación incómoda e inesperada. Entregamos en perfectas condiciones el departamento en el que vivimos, le entregamos los recibos de los pagos de servicios públicos a la propietaria e hicimos el paso de todas nuestras cosas al nuevo lugar. Quedamos con ella en que se iban a esperar los recibos de servicios públicos, para pagar el proporcional correspondiente y listo, para proceder al reembolso respectivo del depósito. Días después, recibimos un mensaje de la propietaria por WhatsApp, diciéndonos que el estado de 3 de los electrodomésticos del departamento era terrible, que debíamos, en particular, reponer una nevera. ¿Qué? Dijimos con mi esposo. Con calma y respetuosamente, respirando hondo y pidiéndole sabiduría a Dios, le contestamos que los electrodomésticos que recibimos al momento de ocupar el departamento eran usados, que le habíamos sido cuidadosos y le habíamos dado un buen uso, pero que había un desgaste natural inherente. En otras palabras, que fuera justa y evaluara la exigencia que estaba teniendo con nosotros.
En el mientras tanto, tratando de gestionar la gran molestia e impotencia frente a la injusticia, averiguamos técnicos de neveras. Lo más gracioso del caso, es que no era para reparar nada funcional del aparato, sino para cambiar el empaque de la puerta que se había fracturado/vencido en una parte muy pequeña y que no afectaba que la puerta se sellara al cerrarla. En fin, palabras más, palabras menos, un detalle menor, que “ni a gancho” implicaba cambiar la puerta y mucho menos cambiar la nevera completa. En fin, cuestión que le pedimos a la propietaria tener un 2do concepto por parte de un técnico nuestro y efectivamente, al revisarla se podía arreglar de una forma rápida, sencilla y económica. El técnico lo encontramos, por la amabilidad y diligencia de la administradora del nuevo departamento al que nos mudamos, y él en tiempo récord llegó a acompañarnos al departamento anterior y nos dio su concepto. Y toda esta secuencia, se dio orando y confiando, pidiéndole a Dios que nos pusiera la persona correcta y honrada para ayudarnos a solucionar.
Presenciaba la escena de la administradora del nuevo lugar y su “todero”, y daba gracias a Dios por asistirnos, por habernos conducido a esa posibilidad y mostrarnos que Él siempre nos acompaña. Parecían amigos nuestros de mucho tiempo ella y su colaborador, ayudándonos a encontrar a la persona indicada, diciéndonos: “No se preocupen, todo va a estar bien”. Ver cómo aparecen ángeles para asistirnos e interceder por nuestras necesidades es sencillamente espectacular e increíble, ver la mano de Dios puesta no genera más que alegría y mucha gratitud. Para seguir con la historia, todavía no se ha definido el caso, pero seguimos en el proceso con la propietaria y sabemos que pasará lo mejor. Si Dios está con uno, ¿quién contra uno?
Este es solo un ejemplo “casero”, de las maravillas que hace Dios. La manera como nos asiste y si se quiere decir, nos rescata y alivia de nuestros momentos de angustia. Y así a lo largo de nuestra vida, habrá muchas dificultades e injusticias más, no estaremos exentos de ellas, pero con nuestra fé como arma de batalla, SIEMPRE saldremos adelante. Uno fácilmente puede molestarse con Dios, hacerle “berrinche”, cuestionarlo ¿por qué a mí?, pero todas las pruebas lo que hacen es mostrarnos el Dios protector y misericordioso que tenemos, que lo que desea es que fortalezcamos nuestro carácter, aumentemos nuestra fé y que llevemos nuestro testimonio a otros hermanos, para animarlos en sus desafíos. Todo tiene un propósito y siempre va a ser para nuestro crecimiento y bienestar. Pasar por momentos así, difíciles y complicados, no es para nada agradable, pero todo esto hace parte de algo más grande. Un objetivo mayor que es madurar espiritualmente e inspirar a otros en sus pequeñas y grandes luchas.
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