El amor en tiempos de pandemia 💗

Lilicitus
4 min readMay 20, 2020

--

Cosas positivas en lo que va de la Cuarentena. Decidí usar toda la ropa que tengo, sin esperar a “ocasiones especiales”. Me animé a preparar platos diferentes. Me corté y le corté el cabello a mi familia. Le perdí el miedo a hacer supermercado por internet. Conformamos un grupo de oración muy lindo. He mantenido la alegría y la confianza en que todo va a estar mejor. He decidido dejar “muteadas” conversaciones de desánimo, temor e incertidumbre. Estoy trabajando más conscientemente en no recaer en las cosas que afectan mi bienestar. He aprendido a disfrutar aún más de las cosas sencillas, a preocuparme lo necesario y a ocuparme en lo importante. He aprendido a escucharme más y a respetar mis tiempos. Me he inspirado en las iniciativas positivas de otras personas. Y he concluido que el Covid-19 nos ha afectado a todos de distintas formas, pero nos ha hecho despertar de formas diferentes. Y lo más valioso e importante: Nos ha hecho, o mejor obligado a repensarnos y reflexionar más profundamente sobre nuestra vida.

El reto es mostrar amor en los momentos difíciles. ¿Cómo estamos demostrando el amor por estos días? El mundo se ha convertido en un gran ring de boxeo. Parecemos perros y gatos. Comenzando por nuestras casas y espacios de trabajo (ahora la mayoría virtuales); también por la relación que estamos llevando con nuestros vecinos y en general por la intransigencia que estamos mostrando. Estamos más impacientes e intolerantes que de costumbre. Un reflejo de ello lo vemos en las redes sociales: Mensajes cargados de resentimiento y odio, gente evidentemente ansiosa de desahogarse. Buscamos tener la razón y entramos en conflicto, y ahí está la gran falla. Lo más importante al final no es tener la razón, sino la forma en que reaccionamos en los momentos de tensión. Paremos de pelear. “El amor no es fanfarrón, ni orgulloso ni ofensivo” (1 Corintios 13:4–10). El amor no exige que las cosas se hagan a nuestra manera. El amor no busca el argumento para llevarle la contraria al otro. El amor no lleva un registro de ofensas recibidas. El odio se ha convertido en otra pandemia. No permitamos que trasciendan las ofensas al punto de separarnos. Ahora necesitamos más que nunca estar unidos. Trabajemos en nuestra capacidad de atajar sentimientos negativos y no dejarlos desencadenar. Y aprendamos a tener sentido de comunidad, algo fundamental para mejorar la convivencia en medio de la pandemia.

Subestimamos nuestra influencia positiva. Muchas veces pensamos que nuestro esfuerzo personal por tratar de ser mejores, no tiene repercusión en los demás. Y todo lo contrario, puede impactar de forma positiva en sus vidas. Nuestra forma de expresarnos, nuestras maneras y nuestros gestos, pueden ser inspiración para otros. Todos somos maestros de todos, Dios nos usa como instrumento para iluminar la vida de otros hermanos. Despleguemos nuestro potencial positivo, porque además de crecer nosotros, ayudamos a crecer a los demás. Mantengamos siempre una actitud alegre, expresémonos con gratitud, seamos amables y optimistas. Son semillas maravillosas que se van sembrando. Y mantengámonos en ese propósito aún en los días difíciles, porque con total certeza la cosecha será grande. Evitemos calificar como fácil o difícil la vida o la circunstancia de los demás en este tiempo, vivamos con valentía lo que nos toca vivir y hagamos de ésta una temporada de real crecimiento.

Le exigimos a Dios que se manifieste. Y todos los días y con distintos disfraces lo está haciendo. A través de las personas maravillosas en nuestra vida, pero también a través de las difíciles, con alguna situación que nos genera incomodidad y nos confronta. Debemos tener la certeza de que Dios nos acompaña y también nos escucha si hacemos una oración desde el corazón. La mejor forma de demostrar amor es dándonos. Tengamos una generosidad con coraje. Cada quien recibirá de Dios conforme a sus hechos y también a sus motivaciones. Dios nos conoce y nos ama, tanto en nuestros días buenos, como en nuestros días malos. Tengamos gestos espontáneos y desinteresados con quien lo necesita, y evitemos publicar nuestra bondad para que todos se enteren y vean lo “buenos que somos”. Sirvamos con amor genuino y sin buscar protagonismo.

“A veces estamos anclados en cosas que nos brindan una seguridad momentánea, pero Dios nos da una seguridad que no termina, una estabilidad en medio del movimiento” (Pastor TW: @andresspyker)

Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap 👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!

Bendiciones para ti!

--

--

Lilicitus
Lilicitus

Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

No responses yet