El poder de la oración 🙏🏼✨

Lilicitus
5 min readSep 27, 2019

--

“Si las palabras tienen poder, imagina una oración”. La oración es el canal de comunicación directa más hermoso y espectacular que tenemos con Dios. Cada vez que oramos tenemos un encuentro personal con nuestro Padre, en el que compartimos con Él lo que pensamos, cómo nos sentimos, en el que le damos gracias por los favores recibidos y le pedimos que nos ayude con nuestras necesidades particulares. Él nos conoce perfectamente y se complace en que busquemos estar en conexión con Él. Una oración es un vínculo maravilloso e increíble que establecemos con Dios, y es un recurso que todos tenemos a la mano y que podemos usar en cualquier momento. Cada uno tiene una forma particular de orar, de hablar con Él. Al orar abrimos nuestro corazón con total confianza y entrega, para compartir con Dios nuestras alegrías y tristezas, y pedirle salud, protección y sabiduría divina para el día a día. A través de la oración aumentamos y fortalecemos nuestra fé, esa capacidad de ver y sentir las cosas como si ya fueran.

Viviendo en Buenos Aires, hubo una noche en la que llegando al departamento en el que vivía, ví a lo lejos 2 hombres que saltaban un muro y que tenían en bandeja de plata robarme: No había gente caminando a esa hora por la calle y era más que evidente su intención, miraban para todo lado y se les percibía una energía súper pesada. En ese momento mis opciones eran reducidas, instintivamente me agaché detrás de un poste -que no me cubría en lo absoluto-, y en ese momento agachada, dije: “Dios mío, ayúdame!”, me devolví caminando rápido a la esquina anterior en la que había un kiosko abierto y acudí al encargado del lugar. Él dueño se quedó mirándome e inmediatamente me dijo: ¿Qué pasa? Le comenté de los 2 hombres y en el acto, le dijo a su ayudante que dejara lo que estaba haciendo y que iban a acompañarme hasta la puerta del edificio. Al verme acompañada, los 2 hombres sospechosos se fueron. Fue sin duda alguna la asistencia divina, la que me salvó en ese momento que me robaran. Le doy gracias a Dios por usar al chico del kiosko como ángel para protegerme 🙏🏼

A Dios le encanta nuestra sencillez para entablar diálogo con Él. La humildad para reconocer nuestros errores. La capacidad de darnos a los demás con generosidad y sin esperar nada a cambio. El trabajar diariamente por ser mejores en lo que hacemos para honrarlo y no para reconocimiento nuestro, sino para enaltecer el nombre de Él. Vaciarnos de nuestro ego y expectativas, para que Dios nos colme de sus dones y nos haga instrumentos suyos, que nos de la empatía para ponernos en el lugar de nuestros hermanos y ayudarlos, y nos llene de una enorme confianza de que grandes planes tiene para nosotros, incluso más grandes y espectaculares que los que imaginamos, todos en su tiempo -que a veces no es el nuestro-. Y especialmente la capacidad de perdonar y de recordar con paz, de no guardar rencor ni resentimiento en nuestro corazón; la capacidad de agradecer lo bueno que nos pasa y de recordar que ha sido nuestro Padre, amigo y compañero fiel a lo largo de nuestra historia. “Muéstrame tu fé sin las obras, y yo te mostraré mi fé por mis obras” (Santiago 2:18) La oración implica fé y fé es emprender acciones concretas: Amar, servir, perdonar, ser justos, humildes, misericordiosos, no juzgar, evitar egos y orgullo, y pensar siempre lo bueno, porque de nuestros buenos pensamientos, se derivan buenas acciones.

Hay formas no verbales de oración que pueden ser experimentar gratitud, reflexionar acerca de cómo mejorar, tomar conciencia de nuestras debilidades para trabajarlas, conectar a través del silencio. La oración nos inspira a ser mejores, nos reconforta el espíritu y renueva nuestras fuerzas; nos ayuda a ver desde otra perspectiva las cosas, nos llena de la calma y la claridad que necesitamos; restaura el sentido y el gusto por la vida, cuando nos distraemos por cosas no importantes o cuando nos dejamos afectar en nuestro ánimo por las dificultades que enfrentamos. Las palabras tienen poder. Si decretamos en nuestra oración diaria salud, felicidad y progreso, eso va a venir a nuestras vidas. Nuestros deseos y palabras, deben estar acompañadas de hacer, porque cuando pasamos a la acción vamos viendo cómo se despeja el camino para la realización de lo que queremos. Para sintonizarnos en modo positivo, debemos pensar lo bueno y actuar en consecuencia. Procurar ser alegres y entusiastas en nuestra cotidianidad no nos exime de que nos pasen cosas malas, pero nos hace vivir una vida más plena y feliz, porque sabemos internamente que siempre lo mejor está por venir.

Orar no solo por nosotros, sino por los demás es súper importante, incluso por aquellos que por alguna razón no simpatizan con nosotros, o directamente no nos quieren. La oración es sanadora y restauradora por excelencia, hace que lo bueno se quede en nuestra vida, lleguen personas y oportunidades maravillosas, y lo malo se aleje. La oración, haciendo una metáfora, es como un blindaje: Es invisible a los ojos, pero nos protege como armadura espiritual. La oración, como decía el papa Juan Pablo II, nos devuelve el gusto por la vida; nos hace reencontrarnos con esa alegría perdida y le da sazón a nuestro existir. La oración es la mejor medicina. Nos alivia, nos anima, nos motiva, nos empodera, nos renueva. Es como tomar un vaso de agua fría, en un día de verano intenso, es súper refrescante! Incluso suaviza los corazones endurecidos por la aspereza de malas experiencias. A través de la oración, recibimos amor, protección y luz, es la línea directa que tenemos con el cielo. Cada vez que oramos, experimentamos descanso y alivio de nuestras cargas, gozo y alegría recargadas, y renovada fé y esperanza por lo que vendrá. Orar nos salva de desfallecer tratando de luchar en nuestras fuerzas, es nuestro rescate en las batallas de la vida. Orar es el motor que nos impulsa a continuar dando lo mejor, aunque a veces el panorama no sea el más alentador.

La oración nos hace vibrar en amor, compasión y perdón, nos ayuda a tener una perspectiva optimista respecto de nuestra vida, y a alimentar la certeza de que hay un propósito mayor en nuestro existir. A través de la oración también ayudamos a otros, encomendándolos en nuestras plegarias para que gocen de salud, bienestar y armonía. La oración no es solo contarle a Dios lo que nos pasa, sino también decirle cómo pensamos y sentimos que podemos resolverlo y Él, a través de su Espíritu Santo nos muestra cómo solucionar o darle otro curso a lo que necesitamos. Siempre hay respuestas del cielo, cuando pedimos dirección, siempre habrá una señal divina que nos muestre los próximos pasos. La oración es poderosa!

Bendiciones para todos!

--

--

Lilicitus
Lilicitus

Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

No responses yet