El servicio a los demás

Lilicitus
3 min readApr 26, 2019

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El servicio a los demás es una de las tantas manifestaciones del amor hacia nuestro prójimo. Al servir a los demás, estamos siendo empáticos y generosos, y a la vez brindando de aquello que también nos gustaría recibir en una situación de necesidad. El ejercicio de servir engrandece, porque quien es amoroso, solidario y compasivo con otros, gana en sabiduría y crecimiento espiritual. A través del servicio desinteresado, cuando brindamos apoyo, consuelo y ayuda sin esperar nada a cambio, la vida se encarga de proveernos cuando lo necesitamos y de hacerlo en abundancia.

Hay personas que se sienten cansadas, incluso fatigadas de la vida que llevan. Son distintas circunstancias, las que las hacen sentirse agotadas y sin ánimo para continuar. El peso de las dificultades las aflige. Qué hermoso tener la oportunidad de ayudar y servir a éstas personas, de secar sus lágrimas. Muchas veces en el frenesí de nuestros días y ocupaciones, y de las que consideramos “grandes preocupaciones” para nosotros, olvidamos a nuestro prójimo. Una palabra de aliento, un momento de escucha atenta, un abrazo u otro gesto (una llamada, un mensaje, una visita), puede significar muchísimo para alguien desconsolado.

El Papa Francisco como reflexión durante el Viacrucis del Viernes Santo pasado, nos hacía caer en cuenta de nuestra falta de piedad y compasión, frente a la miseria y degradación de otros hermanos, de nuestro silencio frente a las injusticias sociales, de nuestra vista gorda a la dignidad pisoteada de otros; de nuestro compromiso como cristianos de ofrecer esperanza. Cada uno desde su lugar y realidad particular, puede hacer la diferencia, al interesarse por el otro. Ese interés genuino, lejos de todo egoísmo, nos llevará a ver más allá de nosotros y nuestras necesidades, para empezar a pensar y considerar las de los demás.

La invitación que nos hizo el Papa fue a tener una mirada de misericordia, a tomar conciencia y a tener coraje para ayudar a nuestros hermanos, a no solo actuar individualmente, sino también en comunidad. Nos invitó a ser promotores de formas nuevas de acoger y servir, de compartir; de no ser indiferentes frente a la fragilidad y debilidad de otros. De ayudar a nuestros hermanos que se sienten exhaustos y humillados, rechazados y condenados; de extender la mano al que le cuesta pedir ayuda y consuelo, porque ha experimentado maltrato y violencia. De rechazar la cultura del “usar y tirar” y promover la de la fraternidad y el servicio.

La invitación es a reflexionar acerca del espejismo de nuestros intereses personales, frente a las necesidades de nuestros hermanos. Muchas veces nos enfrascamos en nuestros problemas y perdemos de vista al otro. Que tengamos una mirada compasiva y proactiva frente a lo que necesita nuestro prójimo; que dentro de nuestras prioridades esté también tener una mirada y corazón sensible a lo que le pasa al otro. Que brindemos gestos y hechos concretos que ayuden a confortar la soledad, la desesperación y la indiferencia que muchos sufren. Que seamos luz de esperanza y nos despabilemos a ayudar, dejando la comodidad, la ligereza y la hipocresía; que no sea para quedar como “buenas personas”, sino que sean actos desde la sinceridad y trasparencia de nuestro corazón.

Hay mucha hambre de pan, pero también de amor! Sirvamos con alegría!

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Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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