¿Somos realmente auténticos? Recuerdo una charla que dio un psicólogo en el colegio cuando estaba iniciando el bachillerato. Se refería a los seres humanos como “colchas de retazos”. Y en la vida práctica, con los años, he comprobado que es así. Vamos adquiriendo aprendizajes de las distintas experiencias que vamos teniendo y armándonos. Vamos perfilando nuestra personalidad, con lo que creemos nos identifica y está en sintonía con lo que consideramos deben ser las cosas. Vamos tomando como ejemplo o referencia cómo son otras personas y cómo se comportan, y vamos simultáneamente incorporando nuestro ingrediente personal. Una combinación única y especial. Así que la autenticidad al final del día es una combinación de aprendizajes y también el ejercicio de dejar aflorar nuestra esencia. Un permitirnos ser en libertad y sin restricciones impuestas, siempre en un marco de respeto a los demás. Muchas veces nos vemos limitados e incluso condicionados a expresar lo que pensamos o a actuar como nos gustaría, porque según otros está mal o fuera de lugar.
¿Estamos simplemente dedicándonos a encajar? Todos buscamos agradar. En mayor o menor medida, consciente o inconscientemente. Ser auténticos es justamente evitar mimetizarnos con los demás para encajar y no incomodar, es tener la valentía de manifestar lo que llevamos dentro. Es dejar de silenciarnos y expresar lo que pensamos, sentimos y queremos, le guste o no a los demás. Desde una opinión, un estilo de vestir, hasta nuestro modo de ser en particular. Cada uno debería vivir su vida en libertad genuina y trascender el peso de tener que agradar a los demás. Porque realmente es agobiante y desgastante, e incluso des-personificante. No es rebeldía ni irreverencia, es amor y honra personal. Parecemos camaleones queriéndonos parecer a otros, todo por encajar. Siendo nosotros mismos habrá personas con las que natural y fluidamente nos identifiquemos, y otras con los que no. Y está bien. Permitámonos ser nosotros mismos a pesar de lo que piensen u opinen los demás.
Vivir en verdadera libertad. Que nuestras relaciones y los ambientes en los que estemos nos permitan la libertad de ser quienes somos, sin máscaras ni apariencias. Sin tapujos ni condicionamientos. Que podamos ser y expresarnos como nos nace. Que nos demos el permiso de expresar nuestra esencia, al margen de si les gusta o parece a los demás. Esa carrera absurda por la aprobación, es más un problema, que una solución a nuestra necesidad de encajar. Ser auténticos nos permite vivir livianos y fluir mejor, y relacionarnos con quienes nos valoran y honran de forma genuina. Y más que una necesidad de encajar para agradar o quedar bien, tendremos una autoestima fortalecida que no necesita un comité de aplausos para ser reconocida. Que nuestra luz siempre vaya en expansión, sabiendo que cada uno brilla diferente y que para todos hay lugar.
Toda la vida estamos tratando de pertenecer, sintiendo que no pertenecemos. Sacrificando nuestra verdad, nuestra unicidad, por tratar de pertenecer a algo que tal vez ni deberíamos pertenecer porque no tenemos mucho en común. Que salgan de nuestra vida las personas que no nos ven y no nos valoran por las personas que somos. Qué bonito ser quienes somos y así atraer a las personas con quienes tenemos intereses en común. O que tal vez no son parecidos a nosotros, pero que son tan ellos, que respetan el que seamos tan nosotros y podamos así coexistir, entendiendo que no todos tenemos que ser o pensar igual para pertenecer a un mismo grupo. Lo más importante es que cada quien pueda vivir su versión más auténtica y sienta que crece al lado de los demás. Cada etapa de la vida, nos trae nuevos desafíos y uno de ellos, es ser más selectivos. Que se quede lo que suma. Que decidamos actuar más desde el instinto que siempre nos dicta con quién tenemos conexión verdadera y con quién no.
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!
