“Seguro, mañana empiezo”. Y mañana se convierte en pasado mañana, y pasado mañana en la semana entrante, y la semana entrante en el mes que viene. Para el que no está convencido, es más fácil aplazar que empezar. Siempre habrá alguna excusa: Desde el clima, pasando por la falta de tiempo, hasta la falta de ganas. Y es que si para empezar una dieta, un curso, un plan de ejercicios, pretendemos tener todos los planetas alineados, estamos complicados. Si realmente queremos alcanzar objetivos algo hay que sacrificar algo y estar dispuestos a generar nuevos hábitos. Por amor y respeto hacia nosotros mismos, dejemos de hacernos tantas promesas y cumplámonos alguna.
Cumplir la palabra con nosotros mismos. Cumplirnos es una muestra de amor y respeto hacia nosotros. No hay pretextos para no hacer lo que dijimos que íbamos a hacer. No hay cabida para el autosaboteo y menos para las excusas por supuesto no merecimiento, por sentirnos menos al compararnos con los demás y por juicios provenientes de una gran inseguridad. Honramos nuestra palabra, cumpliendo las promesas que nos hacemos. Sobreponiéndonos a la falta de ganas, haciéndonos al tiempo necesario y esforzándonos para conseguir lo que queremos.
Pueden haber altibajos, pero que no se conviertan en excusas. Desde ponernos existenciales y experimentar la sensación de que no hemos logrado nada relevante en la vida, hasta lidiar con sentirnos desmotivados, dudosos y temerosos. Pensando incluso que somos insuficientes e incapaces y que el reto nos quedará grande. Ahí la clave es trabajar en nuestras creencias limitantes, en esos paradigmas que nos hacen creer que no podemos y que el mejor camino es quedarnos como estamos. Hay que intentar, perseverar y alimentar la pasión por lo que queremos hacer, sin más excusas.
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!