Los niños son literalmente ángeles. Son un regalo del cielo. Son alegría pura por naturaleza. Su ternura e inocencia son maravillosas y genuinas. Son dulces, intrépidos y grandes negociadores. Son símbolo de pureza y espontaneidad. Son poseedores de una imaginación sin límites. Nos recuerdan lo hermoso y sencillo de la vida: El juego y la risa. Nos reconfortan sus caricias y miradas, que están cargadas de dulzura y transparencia. Vienen a ser nuestros maestros de vida. Nos dan constantemente lecciones de amor y generosidad. Su presencia en nuestras vidas es una constante caricia para el alma. ¡Feliz Día a todos los niños del mundo! Gracias por ser LUZ!
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