Desde hace mucho tiempo tengo facilidad de escribir y también de percibir las energías. Es un acto natural e involuntario. No hago un esfuerzo para hacerlo. Pero me había costado entender qué podía hacer con esos dones y simplemente los tenía ahí conmigo, hasta que me empecé a cuestionar qué servicio podría brindar con ellos a los demás. Recuerdo cuando tenía 15–16 años que mi profesor de teatro del colegio, nos pidió escribir un ensayo acerca de la improvisación. En la enciclopedia de mi casa no había nada relacionado con ese tema, así que me inventé el texto. Recuerdo que fue un ejercicio de escritura automática, como si alguien me estuviera dictando. Escribí el ensayo, lo entregué y días después el profesor me felicitó por mi trabajo, y me preguntó qué literatura o fuentes bibliográficas había consultado. Y le dije: La verdad ninguna, improvisé y lo escribí yo. Y además de darle risa, se quedó sorprendido.
En cuanto a las energías, sueños premonitorios, es algo que me acompaña mucho más en mi día a día. Siento cómo se sienten las personas a mi alrededor, intuyo qué va a pasar, me sincronizo con cómo se sienten mis seres queridos cercanos. Yo estudié Ingeniería Industrial e hice un Posgrado en Dirección de Proyectos (una profesión aparentemente un poco alejada de estas temáticas de percepción energética), pero que me dio la posibilidad de aprender y formarme como ingeniera desde otro lugar. La percepción me ha marcado qué hacer, en qué momento, qué decir. Me ha conectado con lo que debo hacer de acuerdo a la etapa de mi vida, más allá de que a veces no sea lo convencional o esperado por los demás. En cuanto a los sueños por ejemplo, solo recordar que soñé con los cascos de un caballo en primer plano, su golpeteo, el polvo que levantaban y que al día siguiente falleció mi papá, me hace reconectar con lo que en esencia soy, más allá de mi diploma.
Y cuánto cuesta por momentos no oponer resistencia y reconocerse bueno para varias cosas. Y tener el valor para reconocerlas, abrazarlas y potenciarlas. Recuerdo que hice un curso de plantas en México allá por el 2018, y ahí conocí a la que hoy es una gran amiga, dedicada a la alquimia natural y recuerdo que ella me dijo: “Vos sos medium”. Y yo: ¿Qué? Y me llevó a reflexionar que muchos ven lo que nosotros no, porque nos resistimos a ver otros caminos. Uno de los sueños más hermosos lo tuve hace 2 años y medio (Feb 3 de 2022), cuando estaba haciendo junto con mi familia un trámite en Italia y soñé con elefantes bebés bañándose en agua cristalina y llegó el SMS que ya había concluido el trámite. Fue increíble cómo mi sueño me lo anunció. Fue un recordatorio de confiar que estamos siempre siendo acompañados y asistidos, por más que a veces exceda nuestra comprensión.
Todos estamos en una permanente búsqueda de realización y plenitud. En el transcurso de nuestra vida constantemente nos estamos revisando, cuestionando y evaluando si realmente estamos alcanzando lo que nuestra alma anhela. Por lo general, estamos tratando de conciliar y encontrar un equilibrio entre lo que nos marca nuestra intuición y lo que nos dice nuestra razón. Distintos argumentos, ideas arraigadas de lo que debería ser, una lucha interna por dejar ser nuestra más pura esencia. Miedo a intentar algo nuevo, angustia por seguir un camino diferente. Temor al juicio, a no cumplir las expectativas, a defraudar. Y todo esto no es más que una auto zancadilla que nos ponemos para no hacer lo que realmente queremos.
El alma es sabia y nos ayuda a realizar nuestros anhelos más profundos. El alma en su lenguaje nos habla y nos pauta el camino que debemos seguir. Nos va mostrando a través de la fluidez y la paz mental y emocional por dónde es. Nos ayuda también a reconocer lo que no estamos haciendo bien y nos anima a quebrar esas estructuras antiguas que no nos dejan avanzar: Viejas creencias, ideas limitantes, heridas sin sanar. El alma por momentos logra ganarle el pulso al ego, cuando decidimos dejar de lado la importancia que creemos tener frente a los demás, nuestros muchos logros y decidimos hacer lo que nos dice nuestro corazón e intuición.
La fluidez es la conjugación de nivel de intención y conciencia. Es alinear nuestro mundo interior con nuestra realidad exterior. No es positivismo forzado. Cultivar nuestro jardín nos convierte en imán para oportunidades y experiencias. Al alinearnos con lo que deseamos, terminamos atrayéndolo a nuestra vida. En el momento que deseamos algo, ya existe como realidad potencial. Es una semilla plantada en el suelo fértil del universo. Por lo cual nuestro trabajo no es forzarla a crecer, sino crear las condiciones ideales para que florezca. Si nuestros pensamientos y emociones están alineados, y actuamos en concordancia con ellos, simplemente va a fluir. Sin forzar, simplemente se va a dar.
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog y @chispa.interna, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!