Ganas de vivir 🦋

Lilicitus
3 min readApr 16, 2021

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¿Cuáles son nuestros motivos para vivir? ¿Cuál es la razón para levantarnos todos los días, para salir a conquistar el mundo? Para cada uno son diferentes. A unos los mueve la motivación y a otros la inercia. Cuando tenemos un proyecto de vida “definido” -entre comillas porque siempre todo está cambiando y nada es definitivo-, tenemos más claridad de lo que queremos y eso es el combustible diario que nos impulsa. El abanico de posibles motivaciones es inmenso, cada uno busca cosas diferentes. Y en esa búsqueda o construcción diaria, cada uno encuentra la razón de vivir y de hacerlo con más o menos intensidad. Encontramos a los apasionados, a los que los caracteriza el brillo en los ojos y el entusiasmo con el que viven, por su energía contagiosa, y a los que viven con desgano, que por diferentes razones no han encontrado o han perdido el picante en su vida.

Identificar cuál es nuestro GPS. Siempre encontraremos respuestas si las buscamos. La primer gran pregunta que deberíamos considerar hacernos es: ¿Qué es eso que nos conecta con nuestro centro? ¿Qué le hace dar sentido a todo lo demás? Para mi por ejemplo, la relación con Dios es un eje fundamental en mi vida, y una gran motivación es el bienestar y la felicidad de mi familia. Para unos es su faceta espiritual, para otros su desarrollo profesional, para otros el servicio a los demás, para otros lograr tener un buen capital financiero. Uno no excluye al otro, pueden ser complementarios. Ninguno es malo, ni bueno, son elecciones a la luz del criterio que cada uno ha formado. Y en este torbellino de motivaciones, se comienzan a entrelazar otros conceptos como el de la trascendencia, el pensar qué huella queremos dejar. Qué impacto en el uso de nuestro tiempo de vida están teniendo actitudes como el compartir, el perdonar, el estar dispuesto a aprender.

Decidir disfrutar el presente. Sin lamentos por el pasado, ni miedo por el futuro. Si nos ponemos a pensar, el hoy que estamos viviendo es un verdadero regalo. Independientemente que quisiéramos que fuera tal vez diferente. El aquí y ahora que la vida nos presenta, es realmente lo que tenemos. Ni más ni menos. Nuestro hoy es un maestro y depende de nosotros tomar el aprendizaje que quiere dejarnos. Decidir simplificar la vida, nos puede llevar a disfrutarla más y mejor, y a viajar más livianos. ¿Por qué complicarnos? Si bien la vida está compuesta de todo tipo de momentos y de emociones, procuremos centrarnos y estar presentes en las que nos presenta en su banquete de hoy. Salud o enfermedad, bonanza o escasez, compañía o soledad. Puede que estemos tranquilos o ansiosos. El disfrutar nuestro presente nos invita a ver qué tenemos para examinar y mejorar, no desde el juicio y la culpa, sino desde el genuino deseo de aprender para crecer.

Renovar las ganas. A través del descanso, del cierre de ciclos, del inicio de nuevos proyectos. Recargar nuestras baterías es fundamental, para no permitir que el cansancio haga su mella. Una de las formas más prácticas de renovar nuestras ganas es evaluar el sentido de lo que estamos haciendo: Si nos llena, si nos hace sentir plenos. Naturalmente hay momentos pico que demandan mucha energía, pero de nosotros depende sacar el espacio para recargarnos. Es una forma de nivelar las cargas. Cada uno conoce lo que le hace bien: Dormir, comerse algo rico, tomarse vacaciones (que no implican necesariamente viajar, si pasa por un tema presupuestal), leer, compartir tiempo con familia y amigos, ir a misa. Cada uno sabe qué y en qué proporción necesita desconectarse para volver a recargarse.

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Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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