Hacernos la vida más amable 🌾

Lilicitus
3 min readMar 29, 2022

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No amargarnos si no se cumplen nuestras expectativas. Muchas veces pasamos de un estado de alegría y confianza, a uno de amargura e irritabilidad, si no se da lo que esperamos en el tiempo y en la forma que queremos. Perdemos el control emocional cuando aquello que dábamos por hecho, que creíamos prácticamente logrado, toma un rumbo diferente al esperado. Pasamos a un estado de mal humor e intranquilidad cuando no se cumplen nuestras expectativas, porque nos sentimos frustrados. La vida en su desarrollo normal, nos muestra que no todo se da de acuerdo a nuestro libreto personal y que no tenemos que amargarnos por eso, ni mucho menos hacernos un drama. Muchas veces creemos que porque “somos buenos”, las cosas deben dársenos a pedir de boca. Nos consideramos “merecedores” de que las cosas se nos den de forma rápida y sin complicaciones. La consigna: Tenemos que estarnos adaptando todo el tiempo a los cambios que se van dando sobre el camino. Aprender a tener un plan flexible siempre. Sin apegos, ni caprichos, abrazando lo que venga.

Tener fé. La fé es un ejercicio personal diario. Un músculo que se ejercita a través de la confianza y que nutrimos a través de la oración. La fé no es algo que se invoca, es algo que se práctica día tras día. Es un estado de confianza que no se logra perturbar fácilmente. La fé es ver materializada esa foto final que tenemos de lo que queremos cumplir. Es esa certeza de conseguir lo que nos proponemos. Es experimentar anticipadamente esa alegría por un deseo cumplido. La fé es nuestra aliada diaria, que nos mantiene con alegría y con esperanza a pesar de los obstáculos. Es esa llave espiritual que abre candados y cerrojos, y nos da acceso a grandes puertas. Es el combustible y también el bálsamo para nuestra alma. La fé nos hace la vida más amable, porque nos lleva a ver nuestra vida con gratitud. Nos hace ver lo bueno y valorarlo. A ver las posibilidades infinitas que tenemos, si confiamos de verdad. La fé nos renueva, nos inspira y nos empuja a trabajar para conseguir lo que queremos lograr.

Ser coherentes. Cuando todo va bien, alegría y festín. Y cuando las cosas no se dan como esperamos, nos ponemos en modo gruñón y comienza la secuencia del lamento, la queja y el mal humor. Pareciera que nuestro estado de ánimo estuviera determinado solamente por atinarle a lograr las cosas. Me va bien, estoy feliz; me va mal, estoy triste y molesto. Cuando naturalmente en la vida habrá cosas que se den, otras que no se den y otras que se demoren o se pospongan indefinidamente. Si nos consideramos personas de fé, personas positivas, debemos ser coherentes y aplicar esos principios en nuestra propia vida. No podemos ser luz para otros, y nosotros hacernos un ocho con nuestras propias dificultades. Ser porristas de los demás y tener impaciencia con nuestros propios procesos. Ser coherentes con lo que profesamos y con nuestro estilo de vida. Que nuestro pensar, sentir y actuar sea congruente.

Desarrollar carácter. Desarrollar carácter no es ser un gruñón. No es ponerse molesto por todo y vivir gritando. No es ser una “tatacoa” como decimos en Colombia. Desarrollar carácter es aprender a dominar el temperamento. Porque para ponerse bravo y ser un fosforito, cualquiera lo hace. Si logramos dominar nuestro temperamento, considero que estamos avanzando a un estado de madurez y mayor sabiduría. Tener carácter no es la gritería ni la constante rasgadura de vestiduras, es fundamentalmente lograr tener el dominio de nuestras emociones, aprender a gestionarlas. Es aprender a timonear ese caudal interno, que a aveces quiere expresarse como un tsunami. Desarrollar nuestro carácter nos lleva a vivir una vida más tranquila. A tener la inteligencia emocional para dominarnos, para saber hablar o guardar silencio. Para aprender a escuchar. Para reconocer cuándo es prudente hacer un comentario, cuándo es mejor callar o dar un paso atrás. Y principalmente tener el carácter para cuando nos hemos equivocado, reconocerlo con humildad y decidir mejorar.

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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