La generosidad

Lilicitus
3 min readMar 22, 2019

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Desde mi infancia he asociado la generosidad con la abundancia de comida servida en la mesa. Siempre de mis padres recibí ese ejemplo de compartir comida y que si hay para uno, hay para dos, y es una imagen y consigna que me acompañan a lo largo de mi vida y los cuales agradezco inmensamente. Recuerdo siempre lo que me cuentan de mi abuela paterna -con quien no compartí mucho porque partió cuando era todavía muy niña -, de su generosidad para con sus vecinos en el campo. Recreo ese recuerdo e imagino como con gran cariño compartía con ellos. Ella era enfermera empírica y trabajaba como partera. A quien no tenía como pagar un parto, no le cobraba. Cuando les iba bien en las cosechas a los abuelos, la abuela hacía camisas y vestidos para los niños y niñas que iban a rezar la novena a su casa en Diciembre, les ofrecía la cena y también les daba regalos (carritos, muñecas). También veo reflejado de manera muy especial, a ese maravilloso legado de amor, en una de mis tías paternas -mi tía “Mencha”-, quien siempre da generosa y ampliamente, con gran afecto y disposición a los demás.

“…El que largamente da, largamente recibirá (Proverbios 11, 25)”. La generosidad es un gran valor: Habla de la grandeza del corazón. La persona generosa da, comparte, se brinda a los demás y lo hace siempre con una actitud abierta y diligente, sin esperar ningún tipo de recompensa o reconocimiento a cambio. Brinda desinteresadamente su tiempo, cariño y atención a los demás. La caracteriza una sonrisa dispuesta y una palabra oportuna para los que la necesitan. Es amable y paciente, solidaria y esmerada en el servicio de quien se encuentra en el camino.

La persona generosa es compasiva y empática. Se interesa genuinamente en el bienestar y felicidad del otro. Da a manos llenas de lo que le gustaría recibir. Es agradecida por lo que tiene y lo valora inmensamente. El dar le genera felicidad, paz interior y alegría. Sabe que todo lo que da con amor, vuelve multiplicado. Tiene una mentalidad de abundancia, y es consciente de que es un círculo virtuoso que hay que alimentar. Es desprendida y da libremente, y en esa misma medida siempre es proveída por la vida. La persona generosa es positiva, da con entusiasmo y tiene la certeza de que nunca le hará falta lo que necesita, porque el universo se lo dará. Siempre busca beneficiar y ayudar a otros, y lo hace con agrado y gran disposición; busca favorecer a quienes están a su alrededor, para que crezcan, prosperen y brillen con luz propia. La persona generosa actúa de buena fé y no juzga. Si tiene la oportunidad de ayudar, lo hace, y sin distinción alguna.

La generosidad puede ser por ejemplo prestar cosas, compartir información e incluso dar de lo poco que se tiene; aunque la generosidad no solo refiere a lo económico y material, sino también a las emociones y a la capacidad de generar una apertura de corazón que vincule con el otro: Brindando ese gesto de escucha, esa palabra de ánimo, ese espacio y ese tiempo de conexión, para mostrarle al otro que es valioso y que lo que le pasa es importante y que no pasa desapercibido. La persona generosa aprecia y aprovecha cada oportunidad que tiene para dar y servir. Ve con ojos benévolos a los demás. No le afecta el no ser correspondido por la persona a quien sirve, sino que perdona y simplemente lo deja pasar. Sin duda, tiene una gran nobleza de espíritu. Así que, hay que dar para recibir!

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Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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