¡La preocupación te está saboteando! Descubre cómo afecta tu vida y cómo detenerla 🤚

Lilicitus
4 min readSep 30, 2024

--

En los últimos días me invadió la preocupación. Me sobrevino una sensación de angustia y desesperanza. Me sentí con dolor en el alma, con impotencia y profunda tristeza. Hacía mucho no leía noticias y me encontré con una en Instagram que me dejó dolida, sin palabras. No pude dormir esa noche. Me desvelé, sentía náuseas. Oré y le pedí a Dios calma y aceptar que no podía cambiar eso que había visto, pero sí podía elevar una plegaria para pedir luz, sabiduría y fuerza para la persona afectada. A los 2 días, 2 noticias más. Una que me dejó pensando qué cosas terribles e inhumanas puede hacer una persona que usa su poder e influencia para lo malo, y otra que recalcó la pérdida de valores de la sociedad actual en la que vivimos. Y la forma que tuve de desahogarme fue nuevamente orar, pero también llorar.

Las reflexiones son muchas: ¿Acaso mi preocupación cambia en algo las cosas? Si quienes manejan el mundo saben que las malas noticias nos bajan la energía, por qué les voy a dar ese gusto? Si el algoritmo nos comienza a sugerir contenido de crisis, violencia, desesperanza, pues yo vuelvo a hacer búsquedas de contenido que me sume. No está bajo mi control lo que sucede en el mundo, pero sí elegir el contenido que consumo porque es alimento para mi mente. No elijo concentrarme en lo malo, sino en lo bueno que también sucede. Preocuparme me recuerda la importancia de confiar en un poder más grande que el mío, que lo gobierna todo y que actúa incluso en medio de las cosas tristes que pasan.

La preocupación nos está saboteando. Nos drena la energía, nos paraliza, nos afecta la salud física, deforma nuestra percepción de la realidad, nos desconecta del presente, afecta nuestras relaciones, bloquea nuestra creatividad y pensamiento positivo. Crea un ciclo de auto-sabotaje: Cuanto más nos preocupamos, más estrés experimentamos, lo que empeora nuestra capacidad para resolver problemas, lo que a su vez nos preocupa más. Es un ciclo destructivo que, si no se corta, puede convertirse en una trampa mental que consume todos nuestros recursos emocionales y físicos. Nos desconecta de nuestro ser. Hace que nuestra mente comience a imaginarse escenarios catastróficos y entre en pánico anticipado.

¿Cómo detener la preocupación y reducir la ansiedad? Haciéndonos conscientes de cuándo estamos comenzando a sentirnos preocupados y observando nuestros pensamientos sin juzgarlos. Preguntándonos: “¿Es útil esta preocupación?” o“¿estoy exagerando el problema?”. Otra técnica podría ser limitar el tiempo de preocupación: Conscientemente decir no le voy a dedicar más de 10min a pensar en esto y ya. Para ponerle un límite a la cabeza. No estar como la metáfora del parabrisas, entre el lamento por el pasado ni la preocupación por el futuro, simplemente estar presente en nuestro ahora. Si objetivamente consideramos que hay algo que hacer para solucionar lo que nos preocupa: Desglosar el problema y actuar.

Aceptar que la incertidumbre es inevitable. La vida está llena de variables que no podemos controlar, y tratar de prever o gestionar cada aspecto genera mucho estrés. Cambiar el enfoque de resistir la incertidumbre a aceptarla como una parte natural de la existencia es clave. Al aceptar que no podemos controlar todo, nos liberamos de la presión y permitimos que las cosas fluyan de manera más natural. Aunque no podemos controlar el futuro ni todas las situaciones, sí podemos controlar nuestra respuesta ante ellas. La resiliencia es otra habilidad clave. Nos ayuda a recuperarnos y adaptarnos ante situaciones adversas y también a afrontar lo que venga, reduciendo el miedo al futuro incierto.

Nuestra relación con Dios. Puede ser una poderosa fuente de consuelo y paz que nos ayuda a reducir la preocupación, ya que nos conecta con una fuerza espiritual superior que va más allá de nuestras limitaciones humanas. La oración es un canal directo para expresar nuestras preocupaciones, miedos y dudas. Al orar, no solo buscamos consuelo, sino que también abrimos nuestro corazón para recibir la paz que Dios nos ofrece. La oración nos recuerda que no estamos solos en nuestras dificultades y nos reconecta con una fuente inagotable de fuerza. Sentir que podemos hablar con Dios y que Él nos escucha nos brinda consuelo y perspectiva en momentos de incertidumbre.

¿Cuál estrategia de éstas te ayuda más cuando estás preocupado?

Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog y @chispa.interna, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!

--

--

Lilicitus
Lilicitus

Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

No responses yet