No bajar la guardia ni en las buenas ni en las malas. Solemos “achicopalarnos” cuando las cosas no van bien o “confiarnos” en nuestras fuerzas e inteligencia cuando las cosas nos están saliendo bien. En ninguno de los 2 casos conviene bajar la guardia. Las circunstancias son muy cambiantes: De un escenario bueno podemos saltar a uno malo y viceversa. Esa famosa frase de que “la confianza matĂł al gato” es 100% verĂdica. Ser conscientes que hoy estamos haciendo la siembra para los prĂłximos años a todo nivel: FĂsico, mental, emocional, espiritual, econĂłmico, es fundamental. Si hoy dejo que la pereza me gane hacer ejercicio, alimentarme bien, dedicar un tiempo del dĂa a meditar, hasta cuestiones básicas y estratĂ©gicas como ahorrar y no gastarme todo, estoy abriendo huecos en mi vida, que mañana serán cráteres. La vida no es azar. Y tampoco buena suerte. La suerte es el resultado de estar atentos, de trabajar y aprovechar las oportunidades. Nuestras decisiones perfilan nuestro camino.
Las cosas no suceden por arte de magia. Toca trabajar y meterle el hombro, mantenerse atento y activo. En todos los frentes de nuestra vida, si queremos alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto y obtener resultados, tenemos que “sudar la camiseta”. Sea en el rol de hijos y hermanos, o en el de esposos y padres, amigos, vecinos, profesionales o en el rol que sea, es fundamental además de querer las cosas, accionar para conseguirlas. Muchas veces nos quedamos en la etapa de la ensoñaciĂłn excesiva y no avanzamos. Nos quedamos con el “que chĂ©vere serĂa” o “me encantarĂa hacer x cosa”, pero no trasciende a nada más. Se queda simplemente en un idea o intenciĂłn. Además de querer hacer las cosas, hay que diseñar un plan para ejecutarlas. La magia ocurre cuando la acompañamos de trabajo y ahĂnco, de determinaciĂłn y perseverancia. AhĂ es donde sucede la magia.
En los mejores momentos, es cuando más pegados debemos estar de Dios. Nos vaya bien o nos vaya mal, todo en la vida pasa. Nada es para siempre. Lo importante es ser conscientes mientras transitamos esos momentos de dicha o de prueba, si estamos alimentando el ego o el alma. No conozco a nadie que haya hecho un trabajo personal profundo, rodeado de un jardĂn de flores. Todos han pasado por momentos difĂciles. Muchos incluso han pasado por lo que se conoce como “la noche oscura del alma”. Un punto de quiebre donde se busca el sentido de por quĂ© se está aquĂ. Y aquĂ viene la reflexiĂłn: ÂżDe quĂ© me sirve que me vaya bien, si mi corazĂłn se endurece? ÂżDe quĂ© me sirve tener mi “cuarto de hora”, sino lo estoy usando en beneficio de los demás? Tenemos la errada idea de que al otro le tiene que costar mucho, como a nosotros tambiĂ©n nos ha costado llegar a donde estamos. La gratitud y la generosidad de nuestro corazĂłn habla de nuestra madurez espiritual e inteligencia emocional. Porque de nada sirve la “fachada” de buenas personas, si en realidad no lo somos. En nuestros mejores momentos esmerĂ©monos por ser generosos y no olvidemos siempre el dar gracias por todo.
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