Nuestra preocupación no cambia nada las cosas 😑

Lilicitus
3 min readJun 4, 2021

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Nuestra preocupación no cambia nada, lo que cambia las cosas es emprender una acción. Tendemos a mortificarnos fácilmente por las cosas, en vez de ponernos manos a la obra. En vez de imaginarnos los peores escenarios, deberíamos pensar qué está a nuestro alcance hacer. Preocuparnos nos desestabiliza y nos resta energías, en cambio pensar con cabeza fría, pedir consejo a una persona de confianza, nos ayuda a aclarar el panorama. Frente a los cambios, no nos queda otra posibilidad que ser flexibles, que adaptarnos. Y eso es justamente lo que la vida nos presenta todo el tiempo: El cambio. Los cambios de planes están a la orden del día, y cada uno de nosotros está en la capacidad de hacerles frente con serenidad e inteligencia, conscientes de que si bien todo puede cambiar, siempre somos capaces de seguir adelante.

Siempre hay esperanza. Aún en medio de la angustia e incertidumbre, de los días grises, de querer tirar la toalla, siempre hay una luz. La esperanza es esa confianza inquebrantable en que todo pasará, en que todo estará mejor. Aún en medio de la preocupación que nos producen las dificultades de la vida, la esperanza es esa ilusión, esa certeza, de que todo pasará. Que se fortalezca nuestra confianza, que nos llenemos de alegría y de paz para atravesar los momentos de falta de claridad. A veces perdemos la calma y cedemos ante la rabia, la impotencia y el dolor, y ¿qué ganamos? Tal vez desahogarnos, pero no solucionamos nada. Como dice el refrán popular: “La esperanza es lo último que se pierde”. Nada ni nadie puede arrebatarnos el buen ánimo, el optimismo. Son nuestras armas de batalla. ¡Que la esperanza no decaiga!

No perder la calma. Cuando nos preocupamos, afectamos nuestra paz y equilibrio interior. Y permitir que eso pase, es equivalente a quedar expuestos, vulnerables. Además que nos tornamos molestos e irritables, perder la calma es abrir una puerta para desestabilizarnos emocional y espiritualmente. Con calma logramos pensar objetivamente, vienen ideas creativas para solucionar los problemas y lo más importante: No permitimos que el ánimo decaiga. No permitir que nos carcoma la angustia, ni que nos invada la susceptibilidad. La preocupación nos inquieta, nos agota emocionalmente. Mantenernos serenos en medio de los momentos difíciles, no es pasividad sino inteligencia. Perder la calma, es perder nuestra energía. Con calma activamos el flujo de ideas, se nos “prende el bombillo”. Nuestra paz en momentos de crisis es nuestro mayor activo, así que no nos agobiemos.

¿Qué podemos hacer frente a la preocupación? Hacer lo que está a nuestro alcance y confiar. Si bien habrá casos en los que aparentemente no podamos hacer nada, que la situación parezca irremediable, hablemos con Dios, pongámosle nuestras preocupaciones en sus manos. La oración es la herramienta más poderosa que pueda existir. Hablar con Dios, contarle cómo nos sentimos, nos llenará de paz y de renovadas fuerzas. La preocupación es temor por lo que pueda pasar, y la oración es confianza en que sucederá lo mejor. Preocuparnos pareciera a veces un acto reflejo, hagamos de la oración algo similar. Que cuando nos sobrevenga la duda, la angustia, decidamos orar en automático, sin siquiera pensarlo. Yo sé que es más fácil refugiarnos en la queja y el drama, y en ya darnos por vencidos. No olvidemos que la oración es ese bálsamo invisible, esa luz sanadora y ese escudo de batalla que siempre nos ayuda a conquistar la victoria. Y victoria, no necesariamente es obtener lo que deseamos en el momento que esperamos, sino la sabiduría y la humildad para reconocer que aunque no sea a nuestro estilo, siempre Dios dispone lo mejor para nosotros.

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Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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