Nos tocó transformarnos a partir de la pérdida parcial de nuestra libertad. Es la realidad que nos tocó vivir y ahora tenemos que decidir cómo vivirla. Nos hemos conocido en una nueva faceta: La del encierro. Nos sentimos sin mapa, encrucijados y a nuestra suerte. ¿Qué vendrá? Es lo que nos preguntamos todos. Nos sentimos confundidos por lo que ha pasado y aún más por lo que el futuro traerá. Por ahora lo que nos queda es encontrar sentido en las cosas que pasan, aunque nos sintamos todavía convalecientes del destierro de nuestra normalidad. Sigamos recibiendo con alegría lo que llega a nuestra vida y aceptando con paz lo que nos nos gusta. Dentro de lo que no nos gusta, está a veces lo inesperado que aparentemente no corresponde a ninguna lógica. Ejemplo claro: La llegada de una pandemia mundial, que ha cambiado la dinámica de nuestra vida y de nuestros días. Comprenderlo puede no ser fácil, pero no nos queda otra más que aceptarlo y adaptarnos, no tenemos muchas más opciones. Victimizarnos no va a solucionar nada.
A veces la confusión se torna en revelación. Sentirnos sin claridad a veces nos puede llevar a la luz. Muchos de nosotros estamos haciendo un ejercicio profundo y consciente para encontrar sentido en lo que nos pasa hoy. De un momento al otro nos arrebataron algo que considerábamos que no iba a cambiar, o por lo menos que no lo iba a hacer tan rápida y abruptamente. Creo que ésta sacudida que se nos ha dado como humanidad, es sin duda alguna para un gran despertar. Nos ha incomodado, nos ha confrontado, pero nos ha hecho re-evaluarnos. Unos estamos asimilando el “nuevo normal”, mientras otros están haciéndole el duelo al anterior. Ahora puede que no hayan muchas respuestas, pero estamos trabajando en ellas. Y seguramente surgirán. Hay un propósito para cada uno de nosotros, no subestimemos nuestra capacidad de realizarlo. Sigamos en el esfuerzo diario, y hagámoslo con mucha disciplina y tenacidad, que ya se darán los frutos. Todo se recompondrá de una manera mejor de la que podemos imaginar. Tomará su tiempo, pero al final así será.
Hay que avivar el fuego. No permitamos que una brisa lo apague. El fuego es fundamental para mantenernos en pie, con buen ánimo y fortalecidos. El fuego nos alumbra y va marcándonos el camino. El fuego nos transforma y nos da el gozo necesario para transitar los momentos difíciles de la vida. No le demos cabida al verdugo de la amargura, tratemos de ver lo positivo en medio de la realidad particular que nos toca vivir hoy. Vivimos en un constante diálogo mental, trayendo aquello que nos hace daño, ¿por qué no hacer lo mismo con aquello que nos hace bien? Es una elección que nos ayuda a nuestro bienestar y salud emocional. ¿Estamos sobrellevando o no llevando la cuarentena? Independientemente de los días buenos y malos que estamos teniendo todos, si mantenemos esa llama interna encendida lograremos salir adelante. Estamos diseñados para ser guerreros y es el momento de sacar nuestra casta. No nos demos por vencidos antes de tiempo. Ánimo!
“No menosprecies lo que Dios puede hacer con lo poco que crees que tienes. En la aritmética del cielo nada se resta, nada se suma; todo se multiplica”. (@DanielHabif)
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!
Bendiciones para ti!