Raspando la olla en #Cuarentena

Lilicitus
3 min readAug 26, 2020

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Todos estamos cansados, ninguno lo puede negar. En mayor o menor medida, tenemos hastío y aburrimiento de esta cuarentena interminable. Nuestro ánimo se ha visto encrucijado durante el confinamiento. Hemos tenido un sinnúmero de altibajos y nos sentimos sacando fuerzas de donde no tenemos. Estamos “raspando la olla”, como diríamos coloquialmente. Estamos revalorando lo sencillo y encontrando en ello el sentido para continuar: Estamos vivos y con salud, y eso ya es mucho decir. Estamos todos en un rol de diseñadores de interiores: Rediseñando nuestro propio interior. Sacando orgullo y autosuficiencia, y dándole su lugar a la gratitud y a la humildad. Viendo como premio y no como castigo, la realidad que nos corresponde vivir hoy. Nos guste o no, adaptándonos a ella y mirando hacia adelante. Acumulando ganas de compartir con nuestros seres queridos, más allá de las pantallas. Soñando y llenándonos de ilusión con esos anhelados reencuentros.

Sacar de nuestra vida lo que nos roba la alegría y la paz: Por ej, el noticiero. A mi me da desánimo escuchar una noticia mala tras otra, que solo se hable de crisis y desesperanza. También trato de hacer ayuno o dosificar las redes sociales, porque a veces se tornan en una fuente de angustia y preocupación. Hacer todo lo que esté en nuestras manos para estar tranquilos y para hacernos la vida más agradable. Nuestro bienestar es muy importante, cuidemos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, incluyendo por supuesto las palabras que decimos. Que hablemos para sumar y aportar a otros, y no para sumergirlos en la desesperanza de un aparente apocalipsis. No nos dejemos tentar, nuestra paz y la que le podamos procurar a los demás vale más que cualquier cosa. Todo lo que nos genere agobio, saquémoslo. Que nuestro día a día no sea una sinfonía de tristeza y desánimo, sino una de alegría y esperanza.

Disfrutar de las cosas sencillas. Estar en nuestra casa por ejemplo. Seguramente cuando volvamos a la “nueva normalidad”, la vayamos a extrañar. Qué privilegio maravilloso pasar tiempo con nuestra familia, con nuestros hijos. No son una carga, son una gran bendición. En este tiempo de cuarentena, estamos teniendo una oportunidad única de compartir con nuestras familias. Y es un tiempo que además de llevarnos a un nivel más alto de aprendizaje espiritual, marcará particularmente la formación emocional de nuestros hijos. Aprovechémoslo. También tengamos gestos de cariño con quienes tengamos cerca. No se necesita mucho, más que intención de hacerlo. Ayer recibimos un gesto de cariño muy especial: Una vecina colombiana vino con sus 2 hijos pequeños a timbrar a nuestra casa: Nos trajeron sancocho de costilla recién hecho. Riquísimo. Qué lindo haber recibido esa porción de sopa, que además de saber a Colombia, sabía a amor genuino.

Reemplazar la queja por gratitud. Nuestro diálogo mental determina nuestra actitud frente a la vida. Si logramos agradecer en medio de esta cuarentena, a pesar de las situaciones difíciles que podamos estar pasando, vamos a tener una perspectiva renovada. Agradecer es un arte. Y la magia acontece cuando agradecemos lo que tenemos. “No estar contento con lo que uno tiene es como no tenerlo” (Tomado de: Cuento sobre el agradecimiento: El Hada de la Suerte, de Ana Morató García). Decidir agradecer en vez de renegar y refunfuñar, nos lleva a ver lo maravilloso en nuestra vida. A reconocerlo y a valorarlo. Nos lleva a apreciarlo conscientemente y a sentirnos afortunados. Renovemos nuestra mente y busquemos ver siempre lo bueno. Es un hábito increíblemente poderoso: Nos lleva a ser más positivos, a tener mejor salud y a enfrentar mejor las dificultades.

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Bendiciones para ti!

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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