El supermercado de la vida. Cada uno toma de la vida lo que quiere y lo que va necesitando. Todos estamos en una búsqueda constante. En ese proceso, es muy importante que intencionemos nuestra búsqueda. Que tengamos claro qué queremos. Esto con el objetivo de no terminar buscando en medio de un remolino. Porque a veces nos solemos enmarañar muy fácil. Puede que muchas veces no tengamos claridad de para dónde vamos y es válido. Siempre sabiendo que cada cosa que nos ocurre en la vida es necesaria y es un maestro. Nada de lo que nos pasa es fallido. Todo es un espejo de lo que necesitamos seguir trabajando. Todo nos nutre en este constante proceso de aprendizaje que es la vida. Recordemos que todos somos magos. Tenemos la capacidad de crear la realidad que queremos. En esa línea de ideas, no debemos preocuparnos sino ocuparnos, ponernos manos a la obra. Tenemos una serie de recursos y herramientas a nuestra disposición: ¡Usémoslos! No sigamos postergando por miedo o pereza el continuar creciendo y brillando.
Soltar no es decir adiós, es decir “gracias”. A veces tenemos todo tan meticulosamente planeado, que si algo se desvía y sentimos que perdemos el control, “nos hacemos bolita”-como dicen en México-. No tengamos miedo a elegir algo diferente. No tengamos esa presión de cumplirle al resto de humanidad, sino a nosotros mismos primero. Como decía Platón: “Sois dioses, pero lo habéis olvidado”. Evitemos apegos, dramatismos, victimizaciones. Cada cosa, persona o experiencia, está durante el tiempo necesario en nuestra vida. Nada más y nada menos. Son ciclos de aprendizaje. Aprendamos a agradecer a cada persona que ha compartido con nosotros una relación, a cada trabajo que hemos tenido e incluso a las cosas materiales que han dejado de ser nuestras. El soltar y la gratitud harán indiscutiblemente más liviano y agradable el viaje. Siempre mantengamos presente que el universo está a nuestro servicio, dejemos de ser esclavos. No olvidemos lo geniales y maravillosos que somos. Necesitamos reconectarnos con la magia que somos.
Despegarnos de lo que no funciona. Viajar lo más ligeros posibles debería ser una premisa para todos. Es súper saludable, porque nos ayuda a fluir, a soltar, a volar. Vivimos una experiencia humana que a veces nos limita. Pensamos que somos capaces de poco, nos da miedo reconocernos arquitectos de grandes cosas. Sin embargo, pasándonos al otro extremo: El tener, el poseer, el dominar, nos ha llevado a reflexionar que ese no es el sentido de la vida y que ese camino no nos conduce a ningún lado. Que tenemos que buscar adentro nuestro primero. Y para eso es necesario renovarnos constantemente, autoevaluarnos y ajustar aquello que nos sigue desviando, para no seguirnos distrayendo. Y este camino nos ayuda a aprender y afinar el arte de discernir y decidir. De tomar las riendas de nuestra vida y hacernos cargo. Hacernos cargo de sanarnos y decidir SER. Detenernos y examinarnos, una y otra vez, cuantas veces sea necesario. Realmente no le tenemos miedo a cosas externas, sino miedo a nuestra magia interior. Plantearnos la pregunta: ¿Qué pasa si me despierto de este aletargamiento? Hagámoslo, porque es un cuestionamiento súper potente.
Sanarnos. Si bien hay muchos ritos sanadores y terapéuticos, el más importante de ellos es cuidar lo que pensamos, lo que decimos, lo que queremos, e incluso lo que callamos. Lo que callamos habla unas veces de nuestra prudencia y otras de nuestro miedo a dejar al descubierto. Recordemos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, reconozcamos nuestra chispa divina. Sin con ello desconocer la oscuridad, que también hace parte nuestra y del proceso de transitar la vida misma. La oscuridad es una parte dura, pero necesaria. Nuestra alma humana está llena de habitaciones, hagamos un recorrido por ellas: Un niño herido, un adulto subestimado, un abuelo solitario. No permitamos que el tiempo carcoma esa luz de vida que todos tenemos. Demos ese paso de perdón. Si alguien nos hirió desde su ignorancia o desde su carencia, decidamos hoy perdonarlo. E igualmente seamos compasivos e indulgentes con nosotros mismos, pudimos haber fallado, pero siempre hay una oportunidad de resarcir lo hecho, para sanar y avanzar.
Muchas gracias por leer este post! Si te gustó o sientes que te sirvió para reflexionar, déjame un clap👏🏼 Y te invito a que me sigas por aquí o por Instagram en @lilicitus_blog, para que te enteres de las próximas publicaciones. Hasta la próxima!
Bendiciones para ti!