Todo llega 🙌🏼

Lilicitus
3 min readOct 10, 2021

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A veces las cosas se demoran, pero llegan. Muchas veces estamos inmersos en el desánimo e impaciencia porque no llegan las cosas en el tiempo que esperamos. Nos llenamos de mal genio y amargura, y nos sentimos tentados a tirar la toalla. Experimentamos una mezcla de frustración y angustia existencial al ver cómo pasa el tiempo y no logramos concretar lo que anhelamos. Nos sentimos desmotivamos y sin ganas de seguir intentándolo, creemos que no tenemos razones para continuar. Sin embargo, en el camino que vamos recorriendo es donde está la verdadera recompensa a ese esfuerzo y a esa espera, y donde vamos conquistando los objetivos ocultos de nuestra travesía: Probamos nuestra capacidad de aguante, nuestra perseverancia, sacamos a relucir nuestra creatividad. Nos acercamos más a Dios, porque encontramos que nuestras fuerzas muchas veces no son suficientes y que no podemos solos. Y vamos comprendiendo y aceptando con paz que todo tiene su tiempo, que todo al final llega.

Cuando tenemos un ambiente favorable a nuestra fé, todo anda bien, sino nuestra fé titubea ó desaparece. Con viento a favor todo es mucho más fácil, pero cuando viene la espera el panorama cambia. Dudamos, nos preocupamos, nos inquietamos. Creer en Dios no significa no tener que esperar, pero sí la fortaleza física, mental y espiritual para hacerlo. Podemos flaquear y tener nuestros altibajos, pero sabemos que Dios nos sostiene y nos mantiene siempre en pie. La fé nos lleva a ver la espera de una manera distinta: Con tranquilidad y con confianza, sin apuros ni angustias innecesarias. Con la certeza profunda que siempre hay un objetivo mayor, y que por larga que sea la noche el amanecer llega. Siempre. Que nuestra preocupación no acorta la espera, pero sí la hace más compleja. Y que en últimas el camino se hace más llevadero y la espera más leve, si simplemente nos soltamos de la idea de que tenga que ser de la forma que queremos (que tal vez no es la que nos conviene).

Todo tiene su tiempo. Todo en la vida tiene su tiempo. Por más que nos apuremos las cosas no van a suceder antes. Todos queremos resultados rápidos, pero lo bueno implica un trabajo largo. A veces las cosas no suceden con la inmediatez que quisiéramos, pero no significa que no vayan a suceder. La clave está en disfrutar el camino y en dejar fluir, en hacer nuestra parte y dejar que el universo se encargue del resto. El reloj de cada uno es diferente y no tenemos por qué entrar en una competencia sin sentido con los tiempos de los demás. Trabajar por nuestros sueños y saber que se darán, tome más o tome menos tiempo hacerlo. Sin presiones, sin angustias, con confianza en que todo toma su rumbo y sucede a su debido tiempo.

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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