Vale la pena esperar ⏰

Lilicitus
3 min readOct 14, 2020

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Nos impacientan los procesos. Los procesos requieren tiempo, paciencia y mucha perseverancia. Quisiéramos que el tiempo transcurriera súper rápido para poder conseguir aquello que anhelamos: Terminar nuestra carrera profesional, conocer a esa persona especial, obtener éxito en nuestro trabajo. Y en el camino nos vamos encontrando con altibajos y demoras, y nos sobrevienen tristeza, angustia existencial y frustración. Y olvidamos que todo en la vida requiere tiempo, que nuestro tiempo no es el mismo de los demás y que vale la pena esperar. Y en el “mientras tanto” aprovechar para conocemos, madurar y aprender a disfrutar el camino, más allá del resultado. Ser pacientes no significa ser pasivos, significa mantenernos activos y confiar.

Dejamos de disfrutar porque estamos pendientes del reloj. Vivimos en una constante maratón. Queremos ponerle “chulito” a todos los objetivos de nuestra lista. Cumplimos un objetivo y sigue el siguiente. Y nos olvidamos que si bien es importante tener objetivos y cumplirlos, es aún más importante disfrutar el proceso que nos conduce a ellos. Naturalmente nos genera mal humor e insatisfacción no cumplir en tiempo y forma los objetivos que nos hemos trazado, porque somos autoexigentes. Y ser autoexigentes no está mal, lo que no está bien es no ser flexibles. Si nos preguntamos por qué la dificultad y la demora con la ejecución de nuestros objetivos, seguramente nosotros mismos tenemos la respuesta. Siempre tenemos lecciones para aprender: Tolerancia a la frustración, humildad, compasión con nosotros mismos.. Hay mucho por aprender.

Confiar y soltar. Tener la confianza en que todo se dará y soltar la obsesión por cumplirlo ya. Cuando soltamos la expectativa dejamos que las cosas fluyan. No significa que no trabajemos por ellas, sino que dejemos que las cosas fluyan, que tomen su cause. Cuando hacemos nuestra parte, el universo se encarga del resto. Lo importante es trabajar en pos de lo que queremos e internamente siempre confiar en la Providencia Divina. Dios sabe el momento en el que nos da las cosas, porque su tiempo es perfecto. Y puede que eso que anhelamos no convenga para nosotros y no se de, pero seguramente Dios pondrá en nuestro camino algo mejor que nuestros planes iniciales. Si confiamos genuinamente, Dios apareja todas las cosas y pone en nuestro corazón una valentía renovada para seguir perseverando por nuestros objetivos.

Vale la pena esperar. Esperando florecemos. Dejemos el acelere y el frenesí porque todo tenga que ser ahora. Disfrutemos el camino y lo que venga con él. Al final cuando lleguemos a la meta, tendremos muchas más historias que contar del camino que de la llegada. Historias que inspirarán a otros a perseverar, pero también a confiar en que todo termina encontrando su camino para darse. Dejemos que el agua corra y disfrutemos de fluir con ella. Si bien la espera no es fácil y más cuando se torna prolongada, es ahí “…en el crisol del fuego donde se prueba el oro”. (Proverbios 17:3). Donde nos conocemos y nos probamos de qué estamos hechos. Y es ahí en ese instante de agobio y desánimo, cuando la vida nos sorprende en su generosidad con regalos maravillosos e inesperados: Una persona que aparece en nuestra historia para ayudarnos, una puerta que se abre, una oportunidad que no imaginábamos y se nos presenta. Así que siempre vale la pena esperar, ánimo!

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Bendiciones para ti! 🙏🏻

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Written by Lilicitus

Me apasiona escribir sobre valores humanos y espiritualidad. A través de reflexiones y anécdotas, busco inspirar, aportar perspectivas y conectar con el corazón

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